Por Sin Reservas
Una fuente muy cabal dijo que los tres camioneros dominicanos que fueron secuestrados en Croix-des-Bouquetts, Haití, han sido incluídos en el rescate de los 17 misioneros y su chófer secuestrados por otra pandilla, cuando regresaba de visitar un orfanato.
Los tres camioneros, Joel Pineda, Luis Díaz y Wilson Rodríguez, fueron secuestrados en Haití, por una pandilla distinta al grupo de los misioneros, éste último en manos de la banda desde el 22 de septiembre, por los cuales exigen la suma de 250 mil dólares para su liberación.
En las últimas horas, miles de soldados dominicanos han sido apostados a lo largo de toda la frontera dominico-haitiana, se dijo que pueden haber alrededor de 20 mil agentes, y vigilancia con aviones de combate, drones y Helicópteros.
Dieciséis de los secuestrados son estadounidenses, uno canadiense y el conducor haitiano. Dentro del grupo se encuentran cinco niños de entre 8 meses y 15 años, señaló un funcionario haitiano a The Associated Press, que dijo no estaba autorizado a hablar con la prensa.
Agregó que un individuo de la banda 400 Mawozo había reclamado el rescate el sábado en una llamada al líder de Christian Aid Ministries, con sede en Ohio, poco después del secuestro.
«Este grupo de trabajadores ha estado comprometido con su ministerio en la empobrecida Haití», señaló el grupo religioso misionero.
El último proyecto de los misioneros había sido ayudar a reconstruir casas destruídas por el terremoto de magnitud 7,2 que golpeó el suroeste de Haití, el 14 de agosto pasado, agregaron.
En las operaciones con la colaboración de militares haitianos y dominicanos, están involucrados varias agencias estadounidenses, incluyendo el Buró Federal de Investigaciones (FBI), que se han sumado a un esfuerzo coordinado del gobierno estadounidense para lograr su liberación, dijo Jen Psaki, la secretaria de prensa de la Casa Blanca.
La posición tradicional de Estados Unidos, es no negociar con secuestradores, y Psaki rechazó comentar detalles de la operación.
«Sabemos que estos grupos atacan a ciudadanos de Estados Unidos porque asumen que tienen recursos y finanzas para pagar rescates, aunque no sea el caso», dijo Psaki. El gobierno ha instado a los ciudadanos estadounidenses a no visitar Haití, informó.
En una manifestación pacífica al norte de Puerto Príncipe, cientos de personas caminaron por las calles de Titanyen, para pedir la liberación de los misioneros. Algunos llevaban carteles con mensajes como «Liberen a los estadounidenses» y «¡No a los secuestros!» y explicaron que los misioneros les habían ayudado a pagar facturas y a construir carreteras y escuelas.
«Hacen mucho por nosotros», dijo Beatrice Jean.
La situación es sumamene lamentable y la ola de secuestros es pan nuestro de cada día, acciones que cometen decenas de grupos de antisociales que atemorizan las ciudades de Haití.
La diferencia ha sido que los delincuentes atraparon estos extranjeros de norteamérica y en eso los Estados Unidos, no juegan, hacen lo imposible por auxiliar a sus ciudadanos en peligro.
En la primera mitad del pasado mes se registraron 119 secuestros en Haití, señala el Centro de Análisis e Investigación de Derechos Humanos, un grupo local sin fines de lucro. Aparte de cientos de asesinatos, robos y violación.
En respuesta a la reciente oleada de secuestros, trabajadores haitianos realizaron una huelga, cerraron negocios, escuelas y redes de transporte público. Y los sindicatos y otros grupos prometieron continuar la huelga de forma indefinida.
Es el secuestro más numeroso de su clase en los últimos años. Las bandas haitianas se han vuelto más audaces tras el asesinato el 7 de julio del presidente, Jovenel Moïse, y del sismo que mató a más de 2,200 personas.
Las noticias sobre el suceso se extendieron con rápidez por el condado Holmes, Ohio, hogar de una de las comunidades más grandes de amish y menonitas conservadores en Estados Unidos, explicó Marcus Yoder, director ejecutivo del Centro de Patrimonio Amish y Menonita, en el cercano Millersburg, Ohio.
Christian Aid Ministries, tiene apoyo de grupos conservadores menonitas, amish y comunidades similares que forman parte de la tradición anabaptista.
La organización se fundó a principios de la década de 1980 y empezó a trabajar en Haití, esa década, dijo Steven Nolt, profesor de historia y estudios anabaptistas en Elizabethtown College, Pensilvania.
El grupo tiene una misión con personal permanente en Haití y varios condados, y envía material religioso, escolar y médico a diferentes lugares del mundo.
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